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lunes, 2 de mayo de 2011

La justicia de llamarlo venganza


Según ha informado Barack Obama  a las 5:30 (hora española), ha sido abatido a tiros Osama Bin Laden en la localidad de Abottabad (Pakistán), y su cuerpo enterrado en el mar según una costumbre musulmana. Otra costumbre más  occidental consiste en  anticipar tales noticias por los periódicos y televisiones de turno (contactos políticos, no, no). No hablaré de la vida de Bin Laden aquí, Internet está rebosante de biografías del líder de Al Qaeda. Me parece muy interesante, por otra parte, y uno da los personajes más mencionados de la historia reciente. Uno de los que la condicionaron, la marcaron, la cambiaron.
Era un peligro, una común mezcla de fanatismo religioso-cultural alimentado a queroseno por la situación de las maniobras en su región del capitalismo de escopetas. El que crea armas mortíferas que ceban bestialmente el PIB norteamericano y vende otras menos mortíferas a sus amigos/enemigos según cotizaciones del Financial Times. El que busca intereses estratégicos y da o quita poderes a dictadores. Muchos culpables en todos los bandos y muchísimos más atrapados sin beberlo ni comerlo, los pastores de Cha-e-Chahan y muchas de las almas del World Trade Center y demás actos terroristas en todo el mundo. Conocemos los cientos de casos de inocentes aquí en Madrid. El estudiante que iba a su facultad, etc. Pero como se persigue la justicia, siempre se buscó que pagasen los culpables, por supuesto (me acaba de saltar el clip del Word con los ojos abiertos abiertos diciéndome que muy buena esa).
Barack Obama, ese Nobel de la paz por ser presidente negro (cuando menos será mil veces mejor que el pistolero texano), retumbó a la sala de conferencias, con su voz segura y dispuesta. Dijo que se había hecho justicia.
La justicia debe estar aprovisionada de un concepto, el de equidad. Sobre todo y a ante todo, y nunca se le debe despojar del mismo. Porque entonces la justicia no solo pisa la frontera de lo subjetivo, puede terminar danzando a su antojo en él. Irak, Afganistán (¿sigo?). La desproporción de la “justicia” contra los infames actos del 11S (y de los atentados de las embajadas y los del metro de Londres y del 11M…). 
El corazón es la metáfora de los sentimientos. Es curioso que se hallen en la caja torácica y no en la cabeza. Pasa que sobre todo cuanto más intensos, más nos nublan la mente, por eso alguien muy sabio los bajó al pecho. El 11S fue un puñetazo en la boca del estómago y del orgullo. Había que limpiar, mucho que barrer. Si se había hecho por petróleo, por frenar comunismos… ¿cómo no por la divina lucha contra el mal?
Quiero pensar que se abatió  a Bin Laden ante la imposibilidad de detenerlo, no les fue posible y tuvieron que apretar el gatillo. Lo justo es que se pague por los actos como medio de control. De evitar barbaries por cometer, no borrar las pasadas; la historia real es imborrable, la que nos cuentan y quedará y será real en el futuro la modelan casi a su antojo día a día. Cuando para buscar que alguien cumpla justicia pisoteas injustamente a muchos otros, no es justicia. La justicia dice que debes ser justo con los responsables y no involucrar a terceros. No se anuncia en los letreros electrónicos de Times Square al grito de ¡USA USA!. La equidad nos habla de los casi 4000 civiles muertos de Estados Unidos a causa del terrorismo. Y nos cuenta la diferencia de cifras de otros países en los que el aire se cuela entre las ruinas con cientos de miles de inocentes muertos, heridos y/o sin hogar (que tienen el mismo valor occidental, el absoluto) víctimas de la búsqueda de la "justicia".
La equidad nos muestra que lo que de verdad es justo, es llamarlo venganza.





(también existe la posibilidad de que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia, una Alicia en el país de los hidrocarburos)




3 comentarios:

  1. a mí todo esto me pinta mal. Y que la gente esté en las calles de EE.UU. celebrando la macabra (y presunta) muerte de Bin Laden me da auténtico miedo.

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  3. vamos q no se alegran del final de la "amenaza" sino de la victoria y del saldo la cuenta pendiente

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