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domingo, 29 de mayo de 2011

El camino de los cangrejos daltónicos


   Sinceramente, hay veces que me gustaría ser historiador, no por las perspectivas profesionales de la formación en cuestión, si no por leer un gran número de noticias y quedarme seco a reír. No es que el hombre sea el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, es que si se la pintan en verde pradera lo hará una tercera vez, malva azulado una cuarta y si a la quinta no hay piedra tomará tanta confianza en su carrera que se dejará los dientes contra una cantera de granito. Con esto quiero decir que sucesos del pasado se reproducen en su estructura o base de manera casi cotidiana. Viajemos un poco:
   La tierra seca quiebra la piel entre los dedos de Rodrigo, campesino en algún lugar de lo que hoy es la España contemporánea. Esta mañana no muestra su maestría habitual con el trillo y el arado, se queda quieto y mira hacia el sol encapotado como distraído. Ayer tuvo noticias de lo ocurrido en Francia en una conversación de taberna con los vecinos. El hijo de alguien traía noticias subido en el carro de un comerciante local. El pueblo francés se había alzado contra el poder establecido. Mientras se ataba el cordón de la cintura no podía quitarse de la cabeza si eso podría ser posible aquí. Una revolución española.
   Lo fue, pero no exactamente a la manera francesa, de abajo a arriba. La nobleza y realeza vieron lo ocurrido en el país vecino y escuchaban un runrún en el pueblo y una rebelión preparándose (pongámosle un nombre al azar, no sé: 15m). Rápidamente se dieron cuenta de que era imparable y decidieron ceder en pretensiones para salvar el pellejo, se hizo una revolución francesa a la inversa, de arriba (poderosos) hacia abajo (campesinos)… Y tan sobrados fueron que se permitieron no solo salvar el pellejo, si no conservar mucho de su poder y privilegios. Ventajas de hacerte el mueble a medida. Si el runrún conocido como 15m hubiese sido mucho más violento (que lo fue en varios casos) tendrían que haber cedido mucho más. Y hablo de sangre. Muy poca se derramó para los tiempos que eran, muchísima para hoy en día. Se adecuaron las medidas a la magnitud de la rebelión para desinflarla y mitigar daños. A nivel del pueblo llano, aún así, se ganó mucho, aunque se tardase bastante más en disfrutarlo. Así que si unos tíos armados con guadañas y antorchas dispuestos a todo quisieron cambiar las cosas pidiendo a los que se benefician que las cambien, y medio consiguieron su propósito a lo largo de siglos (que bonita la boda de Felipe y Leticia), imagínense a otros dispuestos a la locura suicida de hacer acampadas en plazas de distintas ciudades exigiendo a la inmunizada (a base de vacunas a su medida, conocidas como leyes) clase política que por favor, que cambien el tinglado que este tiene goteras, lo difícil que puede ser conseguir nada tangible... Afortunadamente hoy en día, en la era del marketing, la repercusión de todo esto es mayor, así que un aplauso para la mayoría de ellos.
   Veamos ahora. El daltonismo consiste en no ver más de ciertos colores o confundir varios de ellos. El daltónico, de una u otra manera, discrimina colores y ve el mundo bajo lentes más opacas. Los partidos políticos están llenos de ellos. Y un anormal que suelta burradas desde una lente o enfoque se convierte por extensión en portavoz de dichos ideales  (somos así de iluminados) al que anormales de otros bandos cacarean con vena hinchada en la frente mediante, en modo bravucón,  que de hijo puta no baja en el ranking, pero no solo él, sino todos los que se acercan al color, que no ideales, del portavoz en funciones. Colores como en el fútbol, hoy noticia. Como si fuese lo mismo. Cuatro catalanes dicen que giliflautas los del Madrid, que son todos una panda de fachas; y queda institucionalizado como versión de miles de barcelonistas. A lo que atacarán cinco madridistas a bilis limpia para ofender a seis nuevos catalanes... Al final, efecto bola de nieve, y tenemos mantas monocolores para abrigarnos, calentitos, con el grupito más afín. Lentillas que disfrazan o enmascaran realidades. Fachas de ultraderecha unos, independentistas judeo-masónicos otros… un certamen mundial de inteligencia policromática.
   La consecuencias del 15m real se vieron en las votaciones; se veía venir, si te manifiestas porque ves que no hay mucha opción de cambio es que la opción de cambio existente no es que te entusiasme demasiado… vamos, el azul que te lo dejen para el mar. Y no tiene nada de malo, porque tampoco estás bajo efectos del color que te resultaría más afín y quieres ver verdes y amarillos o incluso otros azules. Pero los que eran seguidores de un “equipo” que representaría un cambio, en su mayoría, apoyarían ese cambio. En cifras: El PP ganando un puñadito no muy grande de votos con respecto a las anteriores elecciones y el PSOE perdiendo huevo y medio. Ganándose votos en blanco y nulos a cuenta de un color pero no demasiados de otro (que también, ojo). El 11m impulsó, con la normativa electoral existente en este país, en gran medida la otra opción del bipartidismo, la que para ellos no existía, y aún así puede ser un movimiento tan bueno que vale la pena esta contradicción. Pero ya se sabe, se tacharán de perrosflautas, antisistemas, anarquistas, porque coño… sinceramente hay muchos por el medio en las concentraciones, así que ya se sabe, a generalizar que es deporte olímpico (lo malo será que vayan siendo mayoría y se impongan porque caradura los hay en cualquier tinglado). Cuando dos gilipollas que les importa más bien poco se hinchen a tirar piedras, quemar contenedores y saquear un par de comercios, pena de muerte para el movimiento. Como cuando el Barça gana un título y unos retrasados aprovechan la multitud para montarla, pues no va a ser eso, mucho más lógico es llamar a todos los catalanes animales, rupturistas, separatistas y talibanes.
   Pedir cambios para que los ejecuten los de arriba es como la “revolución francesa” que tuvo lugar en España. Lo harán a su medida. Tienen impunidad hasta para clavarnos el euro y ganar más, moneda única dicen… El día que nos enteremos de todo lo que hicieron, o una parte, arde Troya se queda pequeña. O no, ya estamos hipnotizados bajo sus ideas de mercado. Escribo esto en un Mac, tan blanquito él.
   La mejora colectiva tiene que surgir de la individualidad, porque sino siempre estaremos “portavoceados” (perdón por la palabra) y obligados a medio comulgar con sus dictados para no separarnos hacia otras ideas que no soportamos.
*****Egoístamente, hablaré un poco de mi, veo cuantísimos colores y me gustan tanto que decidí no meterlos en la política, y mira tú, si fue un acierto.  Porque es un terreno totalmente acromado, quizás solo tenga lugar el gris, pobre color, que maltratado. Puedes ver un partido de derechas defendiendo las bondades de las pensiones públicas y a uno de izquierdas rescatando a bancos en apuros (vaya si lo estaban, por un momento pensaron que no podrían repartir dividendos). No creo en la política, es lenta y daltónica. Creo en la ciencia. Pero la ciencia económica también es daltónica, porque para hacer cualquier cosa tienes que disponer de recursos y ¿quién los distribuye?. Exacto.
   Curiosamente suena de fondo Black swan, una de mis canciones favoritas, mientras levanto la cabeza para mirar a través de un roto en la cortina que la típica tormenta que trae el calor (buena metáfora inintencionada) empieza a remitir.
   Separo así la vista un segundo del ordenador donde leo, desde hace algún día, opiniones en las redes sociales de muchísima gente indignada con lo sucedido en las elecciones, grupos creados como “Planes Migratorios para cuando gane el PP” las generales. En este momento el vocalista me hace una sugerencia al melancólico ritmo de: “hazte un favor a ti mismo y empaca tus cosas, compra un billete y métete en un tren.” Quizá sea lo que deseo. Quizá.
   Lo que deseo incendiariamente es que se pudran los daltónicos convencidos, y los daltónicos interesados, que gritan orgasmos verdes; y los cangrejos daltónicos que avanzan lentamente mirando para atrás, sin ver el camino, repitiendo lo que ven, el pasado desde su bóveda de un color . Vaya si lo deseo.  Que se pudran. Y lo desearé sin temblar hasta que mi cuerpo también se pudra al caer, al fin, muerto. Y se empaque en una horrible caja de madera guardada bajo tierra. Pudriéndose igualmente, mientras siento el suave traqueteo del tren que me lleva lejos. Mirando desde mi asiento hacia atrás, arcoíris en ruinas, riéndome de nuevo; ligero como una pluma.

lunes, 2 de mayo de 2011

La justicia de llamarlo venganza


Según ha informado Barack Obama  a las 5:30 (hora española), ha sido abatido a tiros Osama Bin Laden en la localidad de Abottabad (Pakistán), y su cuerpo enterrado en el mar según una costumbre musulmana. Otra costumbre más  occidental consiste en  anticipar tales noticias por los periódicos y televisiones de turno (contactos políticos, no, no). No hablaré de la vida de Bin Laden aquí, Internet está rebosante de biografías del líder de Al Qaeda. Me parece muy interesante, por otra parte, y uno da los personajes más mencionados de la historia reciente. Uno de los que la condicionaron, la marcaron, la cambiaron.
Era un peligro, una común mezcla de fanatismo religioso-cultural alimentado a queroseno por la situación de las maniobras en su región del capitalismo de escopetas. El que crea armas mortíferas que ceban bestialmente el PIB norteamericano y vende otras menos mortíferas a sus amigos/enemigos según cotizaciones del Financial Times. El que busca intereses estratégicos y da o quita poderes a dictadores. Muchos culpables en todos los bandos y muchísimos más atrapados sin beberlo ni comerlo, los pastores de Cha-e-Chahan y muchas de las almas del World Trade Center y demás actos terroristas en todo el mundo. Conocemos los cientos de casos de inocentes aquí en Madrid. El estudiante que iba a su facultad, etc. Pero como se persigue la justicia, siempre se buscó que pagasen los culpables, por supuesto (me acaba de saltar el clip del Word con los ojos abiertos abiertos diciéndome que muy buena esa).
Barack Obama, ese Nobel de la paz por ser presidente negro (cuando menos será mil veces mejor que el pistolero texano), retumbó a la sala de conferencias, con su voz segura y dispuesta. Dijo que se había hecho justicia.
La justicia debe estar aprovisionada de un concepto, el de equidad. Sobre todo y a ante todo, y nunca se le debe despojar del mismo. Porque entonces la justicia no solo pisa la frontera de lo subjetivo, puede terminar danzando a su antojo en él. Irak, Afganistán (¿sigo?). La desproporción de la “justicia” contra los infames actos del 11S (y de los atentados de las embajadas y los del metro de Londres y del 11M…). 
El corazón es la metáfora de los sentimientos. Es curioso que se hallen en la caja torácica y no en la cabeza. Pasa que sobre todo cuanto más intensos, más nos nublan la mente, por eso alguien muy sabio los bajó al pecho. El 11S fue un puñetazo en la boca del estómago y del orgullo. Había que limpiar, mucho que barrer. Si se había hecho por petróleo, por frenar comunismos… ¿cómo no por la divina lucha contra el mal?
Quiero pensar que se abatió  a Bin Laden ante la imposibilidad de detenerlo, no les fue posible y tuvieron que apretar el gatillo. Lo justo es que se pague por los actos como medio de control. De evitar barbaries por cometer, no borrar las pasadas; la historia real es imborrable, la que nos cuentan y quedará y será real en el futuro la modelan casi a su antojo día a día. Cuando para buscar que alguien cumpla justicia pisoteas injustamente a muchos otros, no es justicia. La justicia dice que debes ser justo con los responsables y no involucrar a terceros. No se anuncia en los letreros electrónicos de Times Square al grito de ¡USA USA!. La equidad nos habla de los casi 4000 civiles muertos de Estados Unidos a causa del terrorismo. Y nos cuenta la diferencia de cifras de otros países en los que el aire se cuela entre las ruinas con cientos de miles de inocentes muertos, heridos y/o sin hogar (que tienen el mismo valor occidental, el absoluto) víctimas de la búsqueda de la "justicia".
La equidad nos muestra que lo que de verdad es justo, es llamarlo venganza.





(también existe la posibilidad de que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia, una Alicia en el país de los hidrocarburos)